lunes, 28 de abril de 2014

27 de abril: río Orbigo, se anima la cosa

El primer mes de pesca de salmónidos en León en este 2014, ha sido bastante complicado por las condiciones de los caudales en la mayoría de las cuencas trucheras de nuestra provincia. Ríos altísimos, desbordados en muchos casos, deshielo furibundo, truchas apáticas... esa ha sido la nota dominante en estas primeras semanas de la nueva temporada.
En cuatro salidas que llevo, he visitado cinco ríos; Duerna, Curueño, Torío, Omaña y Orbigo. En los tres primeros, don Rosco me acompañó durante todo el ejercicio de la pesca, pero el Omaña, que ya venía más sereno, aunque algo alto, me regaló dos pintonas en dos horas escasas de pesca... justo hasta que una raiz traicionera me desgarró el vadeador por debajo de la rodilla. Sabor agridulce y para casa.

Ayer, sin embargo, la cosa cambió bastante, y no porque las capturas fueran numerosas, ya que cuatro preciosidades tuvieron la deferencia de aceptar el engaño que les propuse, si no porque noté un repunte de actividad en las truchas. A las cuatro capturas hay que sumar varios revolcones y picadas fallidas... todo en dos horas y media largas. Me hubiese quedado más tiempo, pero ayer mi espalda me castigó más de lo habitual y decidí no forzar.

Me encontré un Orbigo precioso, con unas aguas muy limpias y transparentes, eso sí, un poco alto aún.
Al igual que en jornadas anteriores, el río todo para mi. Solo coincidí con otro pescador cuando llegué con el coche y él se preparaba para empezar a pescar. Cierto es que sin nadie en el río, la paz y la tranquilidad es absoluta, pero no le faltaba razón a este pescador cuando me comentaba que es un poco triste no ver a nadie por el río con quien intercambiar impresiones y ver que ésto tiene vidilla.
A lo mejor es que pescar por el puro placer de hacerlo es cosa de cuatro locos. En cualquier caso, seguiré dando rienda suelta a mi locura.