lunes, 8 de julio de 2013

30 de junio y 6 de julio: festival de truchas de alta montaña

Tengo que decir, que en el momento de escribir este artículo, me duele todo el cuerpo de la paliza que me di este fin de semana. Porque nueve horas pescando son muchas horas, al menos para mi, pero sarna con gusto no pica, así que es un cansancio agradable.

Pero empezaré por la jornada del día 30. En compañía de Rubén, pesqué el río que más me gusta visitar durante la temporada. Alta montaña, paisaje sobrecogedor, truchas bravas y agradecidas con el pescador.
Mientras Rubén se afanaba con una cuerda leonesa, yo me puse desde el principio a dar latigazos por eso de obligarme a pescar más a seca.

Y la verdad es que hice buena elección, porque no llevaríamos ni 15 minutos en el agua cuando ya había clavado la primera. Rubén también conseguía que tomaran alguna de las moscas que pendían de su aparejo.
El resto de la jornada fue una sucesión de subidas a la mosca y muchos fallos por mi parte, y alguna que otra captura. Rubén tampoco tuvo un día especialmente pródigo, aunque lo pasamos muy bien, como siempre.
El río venía algo alto para esas fechas pero perfectamente pescable. Este año hemos tenido muchísima nieve en las cumbres y los deshielos se han prolongado algunas semanas más.

6 de julio

Después de pescar una bonita jornada con Rubén, andaba yo durante la semana mirando a ver dónde iría a pescar el siguiente fin de semana. Tras darle muchas vueltas, me dije "repetimos escenario" De modo que agarré los bártulos y a las 10:30h estaba en el río, un río que había mermado algo su caudal pero que iba de dulce. Primeros lances y al poco, primera trucha en la sacadera, preludio de la que iba a ser la mejor jornada que he tenido este año. Las pintonas subían a la mosca con verdaderas ganas, y aunque un par de horas después ya había conseguido sacar cuatro, los fallos y revolcones fueron constantes. Me lo estaba pasando como nunca.

A la hora de comer, se me unió como compañero de pesca, mi amigo Mario, que tiene la fortuna de vivir muy cerca de este maravilloso río y pudo escaparse un rato para pescar conmigo. Y empezó el festival.
Si durante la mañana habían estado muy activas, por la tarde fue una locura. Mario empezó a sacar truchas enseguida, incluso de una misma corriente, llegó a arrancar cuatro buenas piezas sin moverse del sitio.
Yo estuve un rato -no muy largo, por suerte- sin que me subiera trucha alguna, hasta que por fin, en una estrecha corriente y tras un lance ajustadito a una piedra, ¡zas! una rolliza y hermosa trucha cogió la mosca con saña. Una bonita pelea, con el pez intentando meterse debajo de unas ramas de la orilla primero, y descolgandose a la zona más fuerte de la corriente después. Una maravilla.

La tarde siguió con algunas capturas más y con la satisfacción de comprobar lo bien que pesca una mosca que monté en su día, más por hacer la coña que con intención de pescar con ella: la "Neymar" Agradezco el nombrecito que tan acertadamente le puso un miembro del foro de Facebook Locos por la pesca.