lunes, 26 de mayo de 2014

Quiero...

Quiero...
...que esas personas encorbatadas que legislan ésto de la pesca se posicionen con valentía y no mezclen churras con merinas; vamos que la pesca no extractiva sea un hecho en el 100% de las aguas. Así se acabarán los cabreos de la gente que, por más que lo intenta, no es capaz de sacar un permiso para esa chapuza llamada AREC.

Quiero...
...que me dejen pescar a mosca, a ninfa, a cucharilla, a la leonesa, a la allerana o a la lagarterana si se tercia y me pilla en uno de esos días folclóricos, independientemente de que haya que soltar las truchas.

Quiero...
...que la única diferencia entre un pescador y otro sea la hora a la que baja al río, porque me da igual si solo llevas unas botas Gaviota o pareces un expositor de abalorios andante.

Quiero...
...que dejen de usar los ríos para justificar cargos, partidas presupuestarias, necesidades innecesarias, mientras los dejan convertirse en fantasmas de épocas que nos quedan muy lejos.

Quiero...
...que dejen a los ríos ser un ente libre y vivo, que va por donde quiere sin que lo canalicen, sin que lo "escolleen", sin que le hagan analíticas con jeringuillas de huerto privado, sin que lo saqueen como bandoleros.

Quiero...
...que le pregunten a esos pajarracos negros, enormes, si no les importa fijar su residencia en zonas costeras, que no hay pan para todos. Porque se ve que a los encorbatados que legislan ésto de la pesca, ya se lo han preguntado y no tienen inconveniente en facilitarles una vivienda digna y comida gratis.

Quiero...
...que me pongan un camión repleto de mierda en la puerta de alguna de las muchas empresas que piensan que el río es un inmenso inodoro. Ya si eso me ocupo yo de volcar la mierda en su puerta, total, si no pasa nada

Quiero...
...que los envidiosos, los difamadores, los interesados, los pelotilleros y todos aquellos que hacen que la pesca huela en ocasiones, peor que los mismos peces que muchos desalmados desperdigan por las orillas, se dediquen a la vida contemplativa, que enerva el espíritu y purifica el corazón.

Quiero...
...pescar. Solo eso. No pido mucho; solo pescar, o intentarlo, que ya sabemos que esto de la pesca es cosa de dos. Quiero pescar y que los demás también lo hagan, cada  uno a su libre albedrío, a su manera.
Y sobre todo, y por encima de todo, quiero seguir viendo cómo mis queridas truchas dan un coletazo y me dicen "hasta otra" instantes después de haberlas acariciado durante unos segundos.

Esto es lo que quiero; los locos creo que son otros.

martes, 20 de mayo de 2014

18 de mayo de 2014: Truchas de alta montaña

Aunque solo han pasado unos meses desde la última salida a un tramo de montaña, había olvidado lo duro que puede llegar a ser cuando el río baja alegre y juguetón en cuanto a caudal, sobre todo si uno anda con la espalda tocada, como es mi caso. Sin embargo, aún siendo una jornada de unas 4 horas porque mi cuerpo no aguantaba más, fue tremendamente divertido y muy gratificante el hecho de comprobar que el tramo alberga una población de truchas bastante buena.

Aunque el agua tenía la temperatura propicia para congelar las ideas al más pintado, me encontré a nuestras amigas posicionadas en zonas donde el agua ponía a prueba su fuerza. Tomaban el engaño con ganas y peleaban por deshacerse del anzuelo con una potencia que da la medida de lo bien alimentadas que andan este año; gordas y fuertes están.

En superficie no atisbé movimiento alguno, y aunque elegí la modalidad "rastreo de los bajos fondos", la situación estaba propicia para pescar a la leonesa, con corrientes y chorreras de lo más sugerentes.
Yo centré mi estrategia de pesca en escudriñar los incontables blandos que se formaban entre las corrientes, sabedor de que casi en cada lance había altísimas probabilidades de tener premio, ya fuera trucha o simple revolcón.

En resumen, una jornada muy entretenida, un río precioso y unas truchas que están como toros. Habría que analizarlas vaya a ser que estén tomando esteroides...