Conversando con... J. Rubén Pérez, presidente de Asociación Pescaleón

Hoy traemos a nuestro blog a J. Rubén Pérez, un pescador inquieto... muy inquieto. Tanto es así que, aparte de pescar, tiene tiempo para atender a sus obligaciones laborales, seguir al Barsa de sus amores (ésto se lo perdonaremos), gestionar la completísima web www.pescaleon.com y estar al pie del cañón de la Asociación que lleva el mismo nombre.

La primera pregunta es obligada. Pescaleón: menudo monstruo –en el buen sentido- has creado. Cuando empezaste con la web www.pescaleon.com ¿eras consciente de hasta dónde podía llegar?

Empecé con la web uniendo mi mayor afición a mi trabajo. Corría abril de 1997 cuando Pescaleón nació por primera vez como una sección más de la entonces guialeon.com, como una sección relevante acerca de las tradiciones leonesas, una de ellas, como no, la pesca. Lo que era una web meramente informativa, se convirtió con la llegada del foro en un medio participativo que superó mis expectativas. Actualmente quiero llegar más allá con nuevas fórmulas, alguna de las cuales pronto será plasmada.

Tú eres un pescador de la vieja escuela, vara larga, bicho ensartado en el anzuelo… Ahora, por imperativo legal toca reciclarse. Cuéntanos hacia dónde has dirigido tu reciclaje.

Empecé a pescar de guaje a cebo y pronto pasé a la ahogada. Recuerdo que mi primera gran noción de ahogada me la ofreció un asturiano en La Vecilla, enseñándome el por qué de la importancia de los mosquitos en la posición de la cuerda. Siempre hubo una máxima; a cebo hasta el 15 de mayo y en adelante a ahogada. Hace 3 años empecé con la seca, para reciclarme, pero si bien intento seguir aprendiendo, los ancestros cada vez pesan más en este cazurrín y he vuelto mayoritariamente a la ahogada.

Voy a hacerte una proposición indecente: te cambio mi equipo de pesca por toda tu biblioteca de libros de pesca y entomología.

Dice el refrán que la mujer y los libros, se dejan ver pero ni se prestan ni se cambian. Tenía algunos libros antiguos pero la adquisición de los del Dr. Pariente a principios de los 90, dio el pistoletazo al coleccionismo. Si bien la mayoría de las publicaciones son  accesibles, intento conseguir primeras ediciones. No los he leído todos, pero me ha servido para afirmar que en la pesca, al menos en técnicas, está todo inventado. Los materiales habrán evolucionado, pero es más lo mismo, lo que pesca hoy, mañana deja de ser efectivo y lo que pescaba ayer, mañana será infalible. En ésto, los anglosajones nos llevan siglos de avance.

Seguimos hablando de libros. Tus títulos de cabecera son…

Una pregunta muy correosa. Dos grandes obras, Un mundo feliz de Aldous Huxley y Mi Lucha de ya sabes quién.

Volviendo a Pescaleón, seguro que hay mucha gente que ha pensado en asociarse pero por H o por B no lo tiene claro. ¿Puedes explicarles a esas personas por qué es positivo formar parte de Pescaleón?

El asociacionismo es la única vía legal actual para luchar y contribuir a unos fines comunes. Destaco la palabra legal, porque ideológicamente todos perseguimos lo mismo, pero como grupo de individuos no se tiene el mismo poder que como grupo asociado. Si la gente entiende esta postura y realmente le preocupa algo, debe buscar asociaciones que converjan en sus fines. Quizás por ser padre, me considere responsable de dejarle a mi hija un legado mejor, pero también considero que cuando algo está mal, si no se hace algo para solucionarlo, se es partícipe de su degradación. Los latinos deberíamos tomar nota de otras culturas que trabajan más en grupo.

Hay numerosas asociaciones de pescadores en nuestro país, sin embargo, los fines que persiguen son muy dispares. ¿Hay en mente organizar algún encuentro nacional entre asociaciones con el fin de unificar posturas?

Buena propuesta... tomo nota. En nuestro mundo, hay dos tipos de asociaciones, las orientadas a competición y las orientadas al ecologismo. Creo que no se debe primar el deporte sobre el ecosistema. Posiblemente todos estemos de acuerdo, pero si cito Decreto de Especies Invasoras, ¿dónde convergemos?

Cambiando de tercio, de un tiempo a esta parte se llevan los vaders transpirables, cómodos y modernos, pero no me negarás que el neopreno tiene su encanto y además realza la figura que no veas. ¿Te quedas con las cinco capas de membrana aeroespacial o con el tosco pero favorecedor neopreno?

Como de montaña que me considero, el calor me agobia. Las Gaviota (que todavía andan por casa de mis padres) eran tecnología punta. Podías desenganchar la pluma sin la mojadora, pero a principio de temporada estabas igualmente vendido. El neopreno que era el último modelo, además de mejorar el vadeo, ¡no pasabas frío! Pero llegada la época estival, las sesiones de sauna que se metía uno eran de 1,5Kg de pérdida por jornada, por lo que yo me pasaba al bañador y chanclas. El transpirable, algo mejoró la cosa, pero en ríos de montaña estás a merced de la vegetación. Como ir a segar con un traje de seda. Me quedo con el bañador y las chanchas...  el mono tradicional. La contra son los mosquitos, pero forman parte del entono.

Dice el refrán “El que tarde va de pesca, vacía trae la cesta” ¿Hasta qué punto tienes mitificados los madrugones pesqueriles?

Soy muy de refranes, por algo los llaman sabiduría popular. Mitificaba los madrugones únicamente para ir a cebo; el despuntar del alba con los bichines en el agua era mi religión. Ahora sin los bichos, los madrugones e incluso las mañanas, se las dejo a los entendidos; yo me quedo con los atardeceres.

Te condenamos a pescar toda tu vida en un solo río. Como sabemos que el Torío es el río de tus amores, queda eliminado, así que elige otro.

Algún día llegará; no sé si únicamente hay un río o más, pero me tendré que acostumbrar el resto de la eternidad. Como dirá mi epitafio "aquí os espero, no tardéis". jejeje

Para terminar, unas recomendaciones de pesca sostenible, que falta hace en estos tiempos que corren.

Todos sabemos qué hace mal y qué hace bien. Pisar lo menos posible el cauce sería una de las grandes premisas, aunque una que lo resume todo es: pasa tan desapercibido como puedas; que la naturaleza no haya notado tu presencia.

Queda claro en las palabras de Rubén, que hay que asociarse si queremos tener unos ríos vivos, unos ríos como los que, no hace mucho tiempo, se podían disfrutar. Así que venga ¡movimiento!