24 DE JUNIO: RIO YUSO

Gran jornada la que pasé en compañía de Rubén en un lugar que, para mí, siempre resulta incomparable.
Tengo la sana costumbre de pescar el TLSM del Yuso una vez al año, por lo menos. De modo que ahí fuimos con muchas ganas de pasarlo bien. El día era perfecto, despejado, buenísima temperatura y sin viento.

Empezamos la jornada, Rubén a seca y yo, "tungstenizando" el fondo fluvial. Al poco de empezar trabé la primera lanzando a un hueco pegado a la orilla, en una corriente suave y ¡zas! fue caer y picar. Bonita lucha, foto y al agua. Pensé que el día iba a ser un festival, pero no. Luego os sigo contando.

Mientras tanto, Rubén se afanaba con un trico intentando hacer que subiera alguna de las bravas pintonas de este río. Tras muchos lances y cambios de mosca, logró que le subieran varias a la salida de una pequeña corriente, pero clavarlas fue otra historia.

Mientras tanto, en uno de los incontables lances a ninfa que hice durante la jornada, clavé una ¿trucha? ¡noooo! resultó ser una boga de esas tan rollizas que pueblan el tramo desde mayo. Mi gozo en un pozo, pero un pez es un pez ¿no?

En vista de las pocas prestaciones que le estaba dando la seca, Rubén tiró por la calle de enmedio y cambió a la modalidad con la que realmente me pulió, literalmente: pesca a la leonesa. Fue empezar a darle y enseguida comenzaron las picadas, los revolcones... y una señora trucha que salió en mitad de una pedreguera que no presagiaba truchas de buen porte.

Así seguimos un buen rato, Rubén trabando truchas, y yo con mi mala fortuna. Cuando habíamos pescado 1km aguas arriba desde el coche, salimos del río para ir a comer al abrigo de una buena sombra, porque a las 16h de la tarde, 24ºC en la montaña a pleno sol, castigan un rato.
Tras dar buena cuenta de la pitanza, comenzamos la segunda manga pescando desde el puente de Barniedo hacia arriba. Esta vez, las truchas no querían dar la cara ni a las ahogadas.
Yo conseguí clavar alguna, pero tras el revolcón, escupitajo y a otra cosa.

Ya casi al lado del coche, en una poza de las buenas, tuve algunas picaditas, una señora picada que soltó enseguida y, el cabreo de la jornada: clavé una truchona gorda que casi conseguía meterme la puntera de la caña en el agua. Cuando la tenía dominada, y tratando de pasar a la orilla más blanda para cobrar la pieza, dijo "¡Adioooos con eeeel corazoooooón...!" La verdad es que me fastidió bastante porque la jornada no fue muy generosa que digamos, pero bueno, así es la pesca.

 

Menos mal que en el Yuso siempre se puede uno quitar el estrés echando con el compañero un concurso de pesca de bogas, que fue como terminamos la jornada no sin antes tomar un café en Barniedo con el traje de faena puesto. Fácil y divertido, pero pesca al fin y al cabo.


Resumiendo, gran jornada, en la que lo pasamos genial, nos reímos un rato y algunos pececitos cayeron. No se puede más.