domingo, 1 de abril de 2012

Apertura en el Luna

Se acabó mi maldición. Porque aunque parezca mentira, nunca había conseguido sacar una trucha en el primer día de la temporada. De hecho, abril siempre fue para mí el mes bolo. Hasta hoy.

Tal y como tenía planeado, me levanté sin mucha prisa, nada de madrugones improductivos. Sin prisa pero sin pausa, llegué al lugar elegido a 25 minutos de mi casa: ventajas de vivir en León. El día estaba despejado, sin aire, unos 7 u 8 grados de temperatura. Sobre las 10h empecé la faena. El agua estaba congelada.

Sorprendentemente, no había nadie cuando llegué


Fui haciendo lances aquí y allá, pero no se movía nada. En superficie, menos aún. Después de 1h tras recorrer un buen trozo río arriba, y en vista del éxito que estaba teniendo, decidí que era un buen momento para comer el primer bocadillo y tomar alguna foto. Me llamó la atención lo terriblemente seco que está todo. Solo hay que ver los juncos de la foto de abajo.

Al fondo, pescadores de cucharilla
 
Una vez me zampé el bocata, retrocedí sobre mis pasos varios metros para pescar una zona de aguas más tranquilas. En esta época, las truchas no están para mucho esfuerzo en las corrientes, de modo que confié mis lances a zonas más blandas. Tras varias pasadas, primera picada del día -se hizo esperar- y yo recomponiendo el gesto, que lo tenía ya un poco desanimado. Pensé, "esa solo ha tocado, seguro que quiere más" otra pasada y ¡zas! tarascazo a las ninfas. Para mi desgracia, y a pesar de tenerla controlada, consiguió zafarse y ahí me quedé yo, con cara de bobo.

Al fondo, en la tablada, estaban apostadas

Continué unos metros más río abajo, y tuve otra picada más que duró un suspiro. Descansé unos minutos, sobre todo para no estar todo el tiempo dentro del agua, que como dije antes, bajaba congelada.
Bajé hasta la zona donde dejé el coche y una vez allí, a eso de las 13h, di buena cuenta del segundo bocata mientras observaba a un pescador que, me da que es habitual de las competiciones, porque llevaba dos cañas. Le vi sacar un par de truchas, una bastante hermosa "¡Qué suerte!", pensé.

Reanudé la pesca y al adentrarme en el agua, resbalé y me di un golpe en la tibia con una piedra. ¡Qué dolor, por dios! Todavía lo tengo hinchado. Pesqué un rato y fue entonces cuando decidí cambiar las ninfas, no sin antes hacer una foto de esos que nos gusta hacer a los pescadores. Es lo que nosotros entendemos por un bodegón.

Otro día te daré otra oportunidad

Tras cambiar las ninfas y un buen rato de ya bajo el río ya lo subo, y dado que ya eran las 15h, más o menos, me quedé cerca del coche para dar el último arreón. Fue a partir de entonces cuando las señoritas pintonas tuvieron a bien dar la cara. Dos hermosas fario que me alegraron del todo esta primera jornada de la temporada. 

Esta cabezona de casi 40cm, me lo puso difícil

Esta no era tan grande, pero peleó lo suyo

 Las "culpables" de hoy

La "caca", como no

Perdigón siempre efectivo

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias, Enrique ¿qué tal te fue a tí? Yo las encontré durísimas, aunque supongo que es lo normal ahora. ¿Has visto lo seca que está toda la vegetación de ribera? ¡¡A ver si llueve ya!!

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  2. Cogí un sobrante del coto de Gradefes. Estuve solo prácticamente todo el día, el caudal tirando a bajo (y hablo del Esla), el día bueno y el tramo sin tocar desde octubre (en las orillas solo se veían las huellas de corzos y jabalíes)........ pero el río "cerrado". No dieron cara y solo a punto de irme pude quitar el bolo con una captura a ninfa en la caida de un puerto.
    Así son las cosas.
    Saludos.

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